Nos se si las cosas van demasiado rápidas o lentas. A veces parece que los días corren precipitadamente; otros momentos las nubes eternizan el suave desfile de los segundos.
Todos necesitamos reposar la mansión de nuestro corazón. Encender esa pequeña vela tenue, que serene y ordene la cascada enorme de inquietudes e ideas, que guardamos en las catacumbas de nuestro ser.
Estamos a un paso de las Navidades. No quiero que la superficialidad me invada.
Sólo deseo caminar pausadamente en medio de los quehaceres. Dejarme iluminar por esa luz sencilla, reposar tantas necesidades, poner nombre y rostros a mis pensamientos, oración y personas.
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