4 de diciembre de 2011

La ciudad eterna

Estaba sentado.
Los recuerdos se me dispararon,
los trabajos se disiparon,
y entonces quede encantado.

Llevaba mucho tiempo sin verte,
me alegre de abrazarte
y tras la caña otra vez sonreírte.

Paseos,
el jardín de los deseos...
pensamientos como anhelos.

Recuperamos las confidencias de antaño,
soñando de noche nos dimos un rubio baño,
y pareciera que sólo hubiera transcurrido un año.

Experiencias sensuales rememoramos,
secretos compartimos,
esperanzas repartimos,
tras otro trago nos enamoramos.

Este poesía es para mi amigo Jube. Durante esos días escuche a Heart por las noches. En los momentos de subidón, también en los de incertidumbre, pero sobre todo en los de gratitud. Porque el Señor me ha regalado una amistad fiel y silenciosa como la tuya. Hoy escucho a Heart. A tu salud hermano.