29 de mayo de 2011

En la terraza

Sentado en la terraza viendo los colores de la noche,
el día languidece
y los minutos desfilan perezosamente por mi mente.


Ya no tengo prisa,
no tengo que estar con nadie más que conmigo mismo,
colores unidos hacia la libertad.
Por un instante el tiempo se detiene y todo se transforma.

La ciudad se muestra lejana y excitante,
invita, llama y seduce
pero estoy demasiado agotado para inmutarme ante la nada y sus destellos.

Entre el jardín y el silencio,
los recuerdos se agolpan desordenados.
Cascadas de nervio adormecido e ilusión,
cuanto más se relaja el cuerpo, más rapido se atropellan las sensaciones.

Sólos. Tú y yo.

Flores de chocolate

La tarde amenaza tormenta.
Pero a la mañana ha hecho mucho calor.
Como ayer.

Ayer fue un día lleno de colores, luces y sombras.
Mucha gente alrededor.
Alegría por todos los costados.
El cansancio a veces no deja descansar bien.

Hoy las cosas se han sucedido rápidamente.
Y me han dado unas flores de chocolate.
Flores amarillas. Preciosas.
No sabía que había flores para comer.
Todo un puntazo oiga.