29 de mayo de 2011

En la terraza

Sentado en la terraza viendo los colores de la noche,
el día languidece
y los minutos desfilan perezosamente por mi mente.


Ya no tengo prisa,
no tengo que estar con nadie más que conmigo mismo,
colores unidos hacia la libertad.
Por un instante el tiempo se detiene y todo se transforma.

La ciudad se muestra lejana y excitante,
invita, llama y seduce
pero estoy demasiado agotado para inmutarme ante la nada y sus destellos.

Entre el jardín y el silencio,
los recuerdos se agolpan desordenados.
Cascadas de nervio adormecido e ilusión,
cuanto más se relaja el cuerpo, más rapido se atropellan las sensaciones.

Sólos. Tú y yo.

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