María fue una mujer joven, analfabeta. No era alguien importante o de alcurnia. Sufrió como la que más. Pero donde hay sencillez, corazón noble y nada de apariencias, parece que es donde el Dios del evangelio se puede manifestar.

Ella supo cargar con su nuevo destino. Nada de una mujer tonta como algunas veces nos la han presentado. Más bien lo contrario. Se levantó y aceptando la que le venía encima, supo dar sentido a su vida. Tuvo coraje, fuerza, espíritu para salir adelante, a pesar de los claro oscuros que debía de tener en su corazón. Hasta tuvo que huir con José para poder dar a luz, como muchos inmigrantes de hoy en día.
Por eso admiro a María. Porque fue un pedazo de mujer, que consiguió vencer una papeleta bien difícil. En ella recuerdo a muchas mujeres que en este mundo, por el mero hecho de serlo sufren su falta de derechos y obligaciones. Una dignidad truncada por la mentalidad obsoleta y " austrolopitecus" de tantos machos que se creen inteligentes.
Recuerdo y admiro a esa mujeres cercanas a nosotros, que son victimas del del maltrato psicológico y físico. Miro a María y pido para que interceda por ellas. Para que nos haga más solidarios con ellas, que sufren en el silencio. Para que les de la fuerza que ella tuvo para afrontar su vida, parta que no se dejan pisotear cayendo su autoestima, para que puedan disfrutar de la vida.
Todo lo que hagamos será poco: oración, denuncia, acogida, misericordia, lucha, dignidad, esperanza.
Así que esta tarde me escribía una mujer, de esas que a pesar de tanto sufrimiento son capaces de seguir luchando en el día a día. Y me decía : ten paciencia conmigo, no me abandones.
A ti ( o a cualquiera de vosotras-os ) que sufres injustamente y eres maltratadas un día sí y otro también. A ti que te juzgan sin saber lo que padeces en tu hogar (cuando nadie puede asomarse para mirar), te quiero. No te puedo abandonar. En mis alegrías, en mis tristezas, en mis oraciones, en mi denuncia, en mi vida, te llevo dentro. Deseo lo mejor para ti, deseo que esa sonrisa no la pierdas nunca y la puedas ir transformando poco a poco en esperanza. Hay luz al final del túnel.
Cuando te recuerdo ahora, me pongo melancólico. Mi corazón lucha entre la tragedia diaria que vives y la esperanza que a veces parece asomarse lentamente. Y así me viene la melodía de " Lazy Afternoon", de Justin Hayward, el guitarrista de los Moody Blues. Esta increíble composición se encuentra en su último cd, " Spirits of the Western Sky" editado este año.. Y me recuerda ahora especialmente a ti.
Por ello en este frío atardecer, pido a la Virgen María, que te (os) mantenga firma en la esperanza y la lucha. Por un futuro más tranquilo sosegado y feliz. De banda sonora se queda Justin.